viernes, 16 de diciembre de 2016

Dirige una banda de medio pelo con una varita mágica y la hace sonar como una orquesta sinfónica


Villatripas de Arriba vivió ayer un suceso prodigioso, de esos que se producen una vez cada mil años. Estaba previsto que actuase la Orquesta Sinfónica de Berlín dentro del programa de las fiestas patronales –lo cual constituye también un acontecimiento extraordinario, de esos que tienen lugar una vez cada cien años–, pero el alcalde invitó a los músicos a comer una caldereta y todos los artistas se sintieron indispuestos por culpa de una intoxicación generalizada (se cagaban por la pata abajo, hablando mal). En su lugar, actuó la banda municipal de música –que no deja de ser de medio pelo, por muy elegantes que estén con sus uniformes–, con su director al frente, quien, a sugerencia del mago Tato, que iba a intervenir después, sustituyó la batuta por la varita mágica del prestidigitador, haciendo sonar a la banda como una auténtica orquesta sinfónica.